martes, 8 de marzo de 2011

First Date (Completo)

Nota de Autora: Una tontería que se me ocurrió en el rato n_nU Problem? xD


Mi primera “cita”

Frente a un espejo de tocador de su habitación, se encontraba la más pequeña de los Kusanagi: Sachiko, arreglando su largo y hermoso cabello castaño, la expresión de su rostro se veía radiante, con una sonrisa tan notoria que atravesaba muros. Estaba muy bien vestida, llevaba una camisa de tirantes de color rojo y una falda rosa, aretes pequeños con forma de sol dorado y una gargantilla con el mismo detalle, se maquilló suavemente, con los labios rosa y un poco de rimel para las pestañas más el color natural del rubor de sus mejillas, no necesitaba tanto.

- ¡Sachiko-chan! Ya vinieron por ti. - La voz de su madre, Yuki, se sintió desde el piso de abajo, a lo que la muchacha respondió inmediatamente, dejó el espejo, buscó su cartera y salió de la habitación. Bajó las escaleras un poco más que nerviosa, pero logró relajarse a cada paso que daba hacia el portal principal. Antes que nada miró a su madre con una gran sonrisa y preguntó. - ¿Cómo me veo? - Yuki suspiró, no muy conforme con la decisión de la pequeña de trece años, pero era la única que debía apoyarla en esto, ya que su padre, Kyo y su hermano mayor, Akira, estaban allí, de pie, con cara de que lo que haría Sachiko, era una pésima idea. - Te ves hermosa, hija. Espero que sea una linda tarde. -

- Gracias mamá. - Sachiko abrazó a Yuki y luego se asomó a la entrada, antes de que saliera, oyó que Akira estaba hablando con alguien. - Te advierto que si le haces algo a mi hermana, te lo haré pesar por el resto de tú vida. - El dedo índice del joven Kusanagi apuntaba al entrecejo de quien acompañaría esa tarde a su hermana de paseo por Osaka: El tosco pelirrojo, Hieri Yagami. - ¿Quién querría hacerle algo a la enana fastidiosa de tu hermana? Ella fue la que me invitó. - A esa contestación que Akira tomó como una ofensa iba a decir algo más, pero justo en ese instante, había aparecido Sachiko. - ¿Nos vamos? - Sonrió.

Y Hieri partió primero que ella, sin decirle nada más, en el metro y en el centro de la ciudad, él no dijo absolutamente nada, y la pobre Sachiko, no veía más que la espalda del pelirrojo mientras caminaba tras él. Nerviosa, tenía ganas de tomarlo del brazo, así que poco a poco acercó su mano a Hieri, pero en ese mismo momento, él se dio la media vuelta bruscamente hacia ella, y no pudo sonrojarse, del susto, la muchacha palideció. - ¿Dónde vamos? - Dijo el chico. - Eh... bueno, quería que vayamos juntos a ver una película de estreno que dan en la sala de cine acá cerca ¿Quieres? - No hubo respuesta de él, camino directamente hacía donde se encontraba el cine. Por lo menos él pagó las entradas y se sentaron en las butacas de en medio, para tener una mejor visión.

- Eh... dicen que es una buena película... me la recomendaron, y... - Balbuceaba Sachiko, pero Hieri ni siquiera la miraba, estaba fijo en frente, como si no le importara. Entonces ella no habló más, cambio de gesto a uno más serio e hizo lo mismo, esperó a que comenzara y terminara rápido. - Es una película romántica. - Intentó entablar conversación nuevamente la pequeña Kusanagi. - ¿Romántica? No me agrada este género, si en caso me quedo dormido, me avisas cuando se acabe. -

En efecto, al pasar los veinte minutos de la película, Hieri se había quedado dormido, Sachiko le observó un momento y no pudo evitar notar que la mano de él estaba sobre el brazo de la butaca. La chica tragó saliva y deslizó despacio sus dedos para rozar los del pelirrojo. Pero como fiera indomable, Hieri despertó al sentir su tacto y tomó por el cuello a Sachiko, ella dio un grito un poco ahogado y la gente a su alrededor la hizo callar. - Mierda, es cierto, estabamos aquí. - Recordó el joven Yagami y soltó a la chica. Como estaba oscuro, el resto de la gente en la sala de cine no notó su torpe acto.

Al salir del cine, ya estaba cayendo el sol, ella se veía un poco decepcionada. Atravesaron la avenida para llegar a una plaza donde ambos se sentaron al borde de una fuente. - Yo... ya pasó poco más de un año desde que nos hicimos equipo ¿Recuerdas? - Habló con iniciativa, Sachiko. - Si ¿Y eso qué? - Le repondió Hieri. - ¿Por qué eres así, Hieri? - Preguntó ella angustiada. - ¿Así cómo? - Dijo él. - Tosco, antipático, no te dejas querer ¿Por qué? ¿Tienes miedo de querer a algu..? Sachiko frenó su pregunta una vez que sintió la mirada asesina de él penetrando sus inocentes ojos castaños, hasta casi hacerla llorar. - ¡Tú no sabes nada! -

- ¿Qué debería saber entonces? Porque no comprendo cómo un chico tan lindo como tú, no puede tener novia... aunque ¿Es por Sabrina? Tú la quieres a ella... ¿Verdad? Yo sé que detrás de toda su mascarada de insultos, ustedes dos se atraen... - Eso lo había dicho con un poco de rabia, pero aun así mantenía una pequeña sonrisa bajo sus ojos llorosos. - ¡Cállate! - Volvió a gritar Hieri y algunos cuervos que estaban allí se echaron a volar. - No es Sabrina ¿Qué tiene que ver? Estás muy erronea ¿Quieres saber por qué reprimo tanto mis sentimientos? Está bien, te lo voy a decir y espero que no se te olvide. - Hieri estaba a punto de rebelar uno de sus más profundos secretos a Sachiko.

Suspira y luego se pone a hablar. - La maldición de mi clan me restringe la vida y me restringe el amor. Si llegara a querer a alguien de ese modo, no podría hacerlo de una manera plena. ¿Te imaginas que pueda ser feliz con ese alguien? No podría sostenerla, o yo me muero primero, o yo la mato antes si llegara a manifestarse el disturbio de la sangre, o si tuviera relaciones con alguien que no posea sangre de Orochi u otro tipo de línea sanguinea especial. Por eso mi madre no murió cuando me tuvo, ni a Kiseki, que también es parte del trato -

Sachiko lo escuchó con atención, entre sus propios sollozos, si lo entendía, pero por alguna razón no tenía ganas de dejarlo así. - Es horrible, pero no puedes dejarte derrotar por eso, también tienes que disfrutar esa parte de la vida. - Ella se seca las lágrimas, y como en una porra, se para en frente de él, con una sonrisa, Hieri se pone de pie, sobrepasando notoriamente en altura a la menuda Sachiko, y después de menear la cabeza, el pelirrojo se pone a caminar otra vez delante de ella, en dirección a la estación del metro.

Cuando llegaron cerca de la casa de los Kusanagi, Sachiko se detuvo, y miró a los ojos a Hieri. - Fue la peor cita de mi vida. - Le dijo ella, a lo que él frunció extrañado el entrecejo. - ¿Era una cita? - La chica asintió sin dejar de mirarlo. - Ni siquiera me compensaste comprándome un helado o un dulce, o algo, eso fue muy grosero de tu parte, yo que con tanto esfuerzo te invité y te escuche. - Luego de dos o tres segundos Hieri reaccionó, con un poco de violencia, atrapó las muñecas de Sachiko y las sostuvo con fuerza contra el muro cercano de la casa, la miró fijamente a los ojos, como una fiera a su presa. - ¿Quieres que te bese? - Preguntó sin delicadeza el muchacho. - ¿Qué estás haciendo? - ella se asustó, y comenzó a temblar. - Responde ¿Realmente fue tan sacrificado invitarme? Dijiste que querías una compensación, y yo no soy estúpido ¿Quieres que te bese? ¿Si o no? -

Sachiko comenzó a llorar, estaba confundida, pero tal parece que Hieri le quería hacer entender de una buena vez. - No... no quiero un beso tuyo. Si lo preguntas de ese manera, entonces no. Cuando uno quiere de verdad a otra persona, el sentir sólo sale, no hay por qué hacerlo de ese modo. Por favor, suéltame, me estás lastimando. - Hieri finalmente suelta a Sachiko, ella ya estaba cerca de su casa así que no había nada más que hacer que retirarse. - ¡Espera! Hieri... yo de verdad quisiera que fueras feliz. Te juro que esto quedará entre nosotros, no voy a decirselo a mi familia ¿Está bien? - Él ni siquiera se dio vuelva a mirarla mientras decía eso último, simplemente volvió a sus pasos y se marchó.

Ella, al fin regreso a casa, pero no quería ver a nadie, tenía muchas cosas que pensar, y muchas otras que olvidar.

__ Fin __

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