martes, 8 de marzo de 2011

KOF NewGeneration (Parte 4)

Chico listo: Parte 4

En South Town…

¿En serio? ¿Jeff está ayudando en eso? – Hablaba un entusiasmado y sorprendido Joe Higashi, sentado en una silla de comedor, en el actual departamento de Terry Bogard, le hablaba al mismo jovial aún llamado “lobo solitario” entre sus fieles seguidores. South Town había sido restaurada por enésima vez, pero aun no había sido limpiada por completo de corrupciones. – Baja la voz, ¿No vez que Jeff puede oírte? – Pidió rápidamente Terry a su viejo amigo. La cuestión era de que su hijo, Jeff, trabajaba en las investigaciones junto a su madre, Mary, era un chico muy inteligente y por ser tan joven, poco sospechaban de sus grandes dotes y descubrimientos investigativos.

Si, cierto, lo siento, pero es que es realmente sorprendente, salió mucho más hábil que ustedes dos juntos. – Se rió Joe, con su típica y sonora carcajada, la que hizo salir a un recién levantado Jeff Bogard de su habitación. - ¿Por qué tanto ruido? –

- Nada hijo, lo sentimos, es Joe que está demasiado contento con su nueva novia. – Se burló Terry, Joe lo miró como a punto de llorar. – Que cruel eres, Terry, me dices eso después de que sabes que todavía sigo queriendo a Lilly y ella se fue porque me vio con otra mujer. – Se victimizó el japonés, de una forma muy cara dura. – Joe, no hables de esas cosas delante de mi hijo. – Refunfuñó Terry entre dientes. – Oh, y ¿Dónde está Rock, y Lily? – El joven miró para todos lados, al nombrar “Lily” Joe casi rompe en llanto. - ¿No lo recuerdas? Salió esta mañana de viaje a New York, y no está hablando de Lilly Kane, está hablando de su hermana: Lily, que aún está en el campamento ecológico. – Recordó Terry, - Cierto, tengo demasiadas cosas en la mente… mejor voy a desayunar. – Jeff se retira, mientras Joe y Terry siguen conversando muy a gusto.

Cerca, en los muelles de South Town, se encontraba Mary, deleitándose con la vista a la bahía, tan tranquila. En eso, dos personajes se acercaron a ella, una conocida pelirroja de cabello corto, con una gran sonrisa coqueta y amigable, era Vanessa, que no perdía el contacto con Mary, quien le acompañaba era su inseparable compañero, Seth, ahora vestían unos curiosos uniformes azul oscuro y más elegantes que los últimos. - ¡Mary! Aquí estabas, que bueno encontrarte. –

Vanessa, Seth, bienvenidos otra vez a South Town, veo que recibieron mi correo electrónico. – Sonrió Mary, saliendo de sus pensamientos anteriores. – Claro que si, pero deberías tener más cuidado, andan muchos bichos raros queriendo interceptar los correos codificados de la policía. – Agregó Seth, que había llegado en silencio. – Te gusta que alguien dé siempre un paso en falso para comenzar a hablar ¿No Seth? – Vanessa miró a su compañero y luego rió suavemente. – No te preocupes, aquello no traía nada tan especial, ¿Quién querría decodificar la palabra “Ven”? Y si lo hacen, me gustaría mucho verlo para poder burlarme un rato. – Dijo Mary.

- Hmm… - Se cruzó de brazos Seth. – Así que, Jeff al fin y al cabo no tiene nada nuevo, ¿Verdad? – Preguntó él al grano de la reunión aquella. – No – Meneó la cabeza Mary, al mismo tiempo. – No hemos podido saber nada más acerca de las desapariciones misteriosas aquellas, todo nos hace dar vuelta en lo mismo que se dice en los noticieros, no hay rastro alguno, a todas esas personas se las tragó la tierra. Y quise darle a Jeff un descanso, había estado día y noche en esto, más la secundaria. Me dijo que no era una molestia ni que le era un trabajo pesado ayudarme, pero prefiero hacerlo parar. – Suspiró la rubia, a quien también le daba cierta pena por su hijo.

- Lo entendemos, Mary, gracias, tu hijo ha hecho mucho por la organización. – Vanessa sonrió con comprensión, y Seth no dijo nada, pero ambas mujeres sabían que era señal de respetar su decisión. - ¿Qué tal una invitación a comer? Así aprovechan de descansar y saludan a Terry. – Mary golpeó sus palmas una contra otra como dándose ánimo y miró a los dos recién llegados. - ¡Claro! ¿Por qué no? Tenemos tiempo y tengo hambre. – Vanessa secundó, y obligó a su compañero a acompañarlas en un almuerzo.

Continuará...

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